Pero que inocente puedo ser, deseando detener el tiempo pasado y congelar la felicidad por la eternidad. ¿Qué felicidad sería esa? Un dejavu, solo sentimientos de días que fueron y no regresaran, son como espadas que me desgarran lentamente, desangrandome, llevando mi vida a su culmen.
La oscuridad inunda cada parte de mi ser, hasta ahogarme entre lágrimas y gritos, que me traen de vuelta al presente doloroso, porque un amor acabó y ya en otros brazos estás. Duele el recuerdo de sueños rotos, promesas sin cumplir, palabras que adornaban buenos momentos, si, la propia ilusión de un mundo de fantasía con final "felices para siempre", un amor fugaz. Lentamente se alejaran de mi tantos recuerdos dolorosos y podré construirme de nuevo y el sol brillará otra vez.